Despenalización del cannabis en México: De la idealización a la práctica

De entre el bullicio, utopías
Zuri Grace Bretón

Holanda y Canadá son quizá los primeros países que nos vienen a la mente cuando pensamos en la despenalización de la marihuana, naciones de “primer mundo” cuya realidad dista mucho del contexto mexicano. No obstante, el pasado 19 de noviembre el Senado de la República aprobó en lo general un dictamen para despenalizar el cannabis para su uso lúdico, científico, médico e industrial.

En caso de ser ratificado por la Cámara de Diputados, a partir del 15 de diciembre estará permitido portar con hasta 28 gramos de esta hierba, lo equivalente a una cajetilla de cigarros, y poseer en casa un máximo de seis plantas para uso personal y ocho si hay más de dos consumidores en el hogar. Uno de los puntos más positivos de la aprobación de esta ley es la posibilidad de la liberación de personas que hayan sido sentenciadas por posesión simple, a quienes les serían eliminados los antecedentes penales en un plazo de seis meses.

La verdad es que la noticia es bastante positiva y alentadora en muchos aspectos. La discusión sobre la legalización de este psicoactivo en nuestro país tiene un historial bastante largo de avances y retrocesos según quién se encontrara en el poder, por supuesto, esto es lo más lejos que se ha llegado en materia de regulación de una industria que cada año genera ganancias millonarias para los cárteles de narcotráfico. Precisamente esa es la mayor ventaja que vendría con esta legislación; fiscalizar el mercado de la marihuana y con ello debilitar de manera importante al crimen organizado. De ser exitoso, esto implicaría un verdadero hito para la 4T.

Foto: Pixabay

Entonces, ¿de qué depende que esto que en el papel suena ideal, realmente lo sea al aplicarse en la práctica? Como todo en este país, existe una gran brecha entre lo que dicta la constitución y cómo se cumple la misma. ¿Está realmente listo nuestro sistema judicial para implementar esta reglamentación?, de ser así, ¿se logrará borrar el estigma social hacia los consumidores?, pero sobre todo, ¿cómo cambiará esto la dinámica del combate al “narco”?

Claro que no se debe cantar victoria antes de tiempo, pero al ser Morena mayoría en ambas cámaras (quienes, de hecho, propusieron la iniciativa), es poco probable que el resultado entre los diputados diste mucho de lo que se dio en el senado, sobre todo tomando en cuenta que la aprobación se logró con una amplia mayoría de 82 votos a favor, 18 en contra y 7 abstenciones.

Es importante resaltar que dentro del dictamen también se contempla que en los seis meses posteriores a la aprobación, será creado el Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, este órgano tendrá autonomía y no estará subordinado a alguna otra autoridad. Su función será coordinar a aquellas secretarías cuya operación se vea impactada por esta nueva normatividad, como la Secretaría de Hacienda y de Salud, así mismo, será el encargado de aprobar las licencias para el cultivo y comercialización, las que por cierto, según la ley deberán dar prioridad a los campesinos y ejidos, igualmente deberá supervisar que se cumplan las reglas de empaque, etiquetado y venta.

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Y aunque nos gustaría ser optimistas y pensar que todo marchará de la mejor manera, no podemos olvidar el peligro que representa un sistema corrupto que fácilmente manipula las leyes a su favor y que, pese a la bandera de pureza de la 4T, dista aún de haber sido erradicado. El delito de posesión es actualmente uno de los más frecuentes, por el que se cobran altas “mordidas” a diario e incluso es una práctica común el “plantar” droga durante las detenciones, ¿realmente cambiará esto?

Eso en la pequeña escala de actividades policiacas, ¿qué nos espera en la gran escala institucional?, pues si bien, la ley dicta que los agricultores deberán verse beneficiados, es probable que para cubrir la demanda, se desarrolle una gran industria del cannabis que seguramente será aprovechada por las grandes tabacaleras. Como es usual, al industrializarse se deja en segundo plano la calidad y aunque se tengan estándares, nuevamente entra en la ecuación el factor corrupción que en el pasado ha demostrado lo fácil que es pactar y ser más permisivos con las grandes compañías que buscan la mayor ganancia sin importar que ello implique comprometer la integridad del producto.

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En todo caso, la experiencia de otros países indica que la legalización de la marihuana tiene una relación directa con la disminución en el abuso de otras sustancias más duras y por ende peligrosas, igualmente ayuda a reducir la incidencia delictiva vinculada al narcotráfico, lo que nos lleva al principal punto, ¿cuál será la respuesta de los cárteles al quitarles la exclusividad sobre la droga ilegal de mayor consumo en el país?

Al ser un terreno nuevo para México, son muchas las interrogantes que surgen y que sólo podrán ser resueltas sobre la marcha y con el tiempo. Si hay una certeza, es que como ciudadanos nos corresponde estar bien informados y atentos de cómo se da esta regulación en la práctica, tanto en el terreno social, procurando una comunicación honesta y sin tabús con una buena educación en casa para prevenir adicciones, como en lo político y judicial, conociendo a detalle las implicaciones y letras pequeñas para evitar abusos de poder y saber exigir nuestros derechos una vez que se haga oficial.

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