De entre el bullicio, utopías

Zuri Grace Bretón

Pareciera que este año no ha sido tanto de escribir nueva historia, sino de reciclarla, de poner nuevos personajes en sucesos que ya hemos vivido. Por ejemplo, esta misma semana fuimos testigos de un nuevo video escándalo que involucra a altos funcionarios mexicanos recibiendo una cuantiosa suma de dinero, por supuesto, fue inevitable revivir el amargo evento de “Las ligas de Bejarano” de 2004. Aunque valdría la pena retomar este tema cuando se tenga más información al respecto, ya que el caso Lozoya parece haber destapado una profunda cloaca que seguirá dando de qué hablar y seguramente salpicará a más de una administración (pasada o presente).

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Por supuesto, no es nuevo que la historia sea cíclica, pero este año ha sido particularmente curioso en ese aspecto. Vale la pena recordar que el pasado mes de mayo tuvimos una importante misión espacial estadounidense, mientras al mismo tiempo en dicho país se llevaban a cabo intensas manifestaciones por los derechos de la comunidad negra, tal como sucedía en 1969.

Y es que, la misma política internacional está retomando una tendencia proteccionista, las grandes potencias mundiales han retrocedido el camino andado de la globalización y la unión de fuertes bloques comerciales y comienzan a apostar al híper-nacionalismo. Trump, Bolsonaro y Boris Johnson con el Brexit en Reino Unido, son quizá los casos más evidentes.

Estas prácticas, por supuesto, tienen el objetivo de redefinir los papeles en el tablero de ajedrez mundial y cada país hace todo lo posible por demostrar su poderío. Aunque claro, el verdadero juego se da tan sólo entre un puñado de ellos. Ejemplo de esto son EUA y China con su intensa batalla comercial a base de bloqueos impuestos a sus grandes empresas.

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China no permite que operen dentro de su territorio los gigantes tecnológicos estadounidenses como Google, por lo que en respuesta el gobierno de Trump ha impulsado recientemente rebuscadas legislaciones para restringir a la nueva súper red social china, Tik Tok, en su territorio, tal como lo hizo con Huawei en 2019, alegando en ambos casos la protección de datos de los usuarios estadounidenses (un argumento bastante cínico viniendo del gobierno que ha sido acusado de espionaje ilegal y masivo a sus ciudadanos en el pasado).

Sin embargo, éstos son sólo movimientos de pequeños peones comparados a la verdadera batalla que se está librando actualmente y que nos confirma cuán repetitiva puede ser la historia. Pues, al más puro estilo de la Guerra Fría, nos encontramos en medio de una nueva gesta por la dominación del mercado, únicamente que ahora no se demuestra esta superioridad respondiendo a la pregunta, ¿quién logrará llegar antes a la luna? sino, ¿quién comercializará la mejor vacuna contra el COVID-19 primero?

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Por supuesto que a nadie le sorprendió cuando el pasado 11 de agosto, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que la primer vacuna contra el coronavirus estaba siendo registrada en su país bajo el nombre de Sputnik V (en honor al primer satélite soviético puesto en órbita por la entonces URSS). El mensaje ni si quiera está entre líneas, es bastante evidente.

Y aunque este registro haya sido bastante cuestionado por la comunidad científica internacional, definitivamente logró su objetivo; ejercer una mayor presión sobre todos aquellos países que se encuentran en la carrera por la vacuna.

De acuerdo con la OMS, actualmente hay 167 grupos científicos alrededor del mundo trabajando en la elaboración de una vacuna, formados por prestigiosas universidades, centros de investigación y, por supuesto, renombradas farmacéuticas. Hasta el momento seis de ellas han alcanzado ya la tercera y última fase de ensayos clínicos en los que se realizan pruebas masivas.

Precisamente China, Rusia y Estados Unidos son los países que están más avanzados en el desarrollo del fármaco y aunque, las autoridades mundiales aseguran que la vacuna no será la “bala de plata” que muchos esperan (solución mágica para un complejo problema), sí es la mejor opción que tenemos para regresar eventualmente a una relativa normalidad.

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Esta carrera farmacéutica se ha dado de manera frenética, rompiendo récords históricos, formando alianzas y acelerando procesos que antes tomaban meses a tan sólo unos días. Aunque era de esperarse dada la magnitud de la crisis mundial y de los muchos intereses en juego. Incluso ya varios gobiernos han hecho tratos y “encargos” a los laboratorios para asegurar su ración tan pronto esté disponible.

Tal es el caso de México que anunció este 13 de agosto su colaboración con Argentina para la fabricación y distribución de la vacuna en América Latina. Esto a través de un acuerdo entre la Fundación Carlos Slim y el laboratorio AztraZeneca cuya vacuna desarrollada en alianza con la Universidad de Oxford es una de las más avanzadas del mundo. Si todas las pruebas son exitosas, se espera que para el primer semestre de 2021 se tengan disponibles entre 150 y 250 millones de dosis para distribuirse entre todos los países de la región.

Suena esperanzador, ¿verdad?, el tiempo ya dirá a favor de quién (o quiénes) se inclinará la balanza económica, pero esperemos que, por lo menos en lo social, se tengan resultados positivos de la nueva Guerra Fría, ya que esta vez no se juega simplemente con cohetes espaciales, sino con la salud mundial frente a un virus que cada día cobra miles de vidas.

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