#8M CDMX: Una marea violeta incontenible

COLABORACIÓN ESPECIAL
Zuri Grace Bretón

Domingo 8 de marzo de 2020, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. La 1:00 de la tarde en la CDMX y las avenidas del centro de la ciudad eran recorridas por mujeres vestidas de morado con detalles verdes, algunas luciendo maquillaje llamativo, llenos de brillos y otras con frases como “Yo sí te creo” o “Ni una más” plasmadas en su ropa o cuerpos. Caminan en pares o grandes grupos por Av. Insurgentes y calles aledañas con rumbo a la Plaza de la República.

Algunas optan por moverse en Metrobus, aunque es una tarea complicada, pues a cada minuto que pasa se llenan más las estaciones y paran los camiones con menos frecuencia. En la tienda Parisina frente a la estación Buenavista, se alcanzan a ver mujeres saliendo a la acera con grandes pedazos de tela morada y confeccionando rápidamente paliacates que serán usados en el cabello, cuello o muñecas de cada una.

Entra un grupo de mujeres cargadas con banderas rosas a la estación y para amenizar la espera e ir calentando las gargantas comienzan a entonar una consigna que horas más tarde sería replicada por miles entre la multitud “Alerta, Alerta, Alerta que camina, la lucha feminista es por América Látina…”, el resto de las mujeres en la estación aplauden y vitorean, emocionadas, mientras la gente en la calle las mira, algunos con sonrisas, otros con el ceño fruncido, ninguno con indiferencia.

Cartón Caricatura

El tiempo apremia, pues la cita es a las 2:00 en el monumento a la Revolución y la impaciencia crece, pasados unos minutos, las mujeres se organizan para entrar todas juntas en el siguiente Metrobus, sin importar que vayan apretadas, al cabo en ese momento van acompañadas por decenas y el riesgo de acoso y roces indebidos es mínimo, se cuidan entre ellas. El avance del camión es lento y mientras más se acercan al punto de reunión, más se aprecian desde las ventanas las grandes multitudes, algunas con pancartas, otras con altavoces y otras más con tambores.

Avanzar entre el apretado mar de mujeres es prácticamente imposible, así que los últimos grupos en llegar esperan su turno para empezar el recorrido desde las periferias del monumento. Los primeros contingentes, encabezados por familiares de las víctimas parten en punto de las 2 de la tarde con rumbo al Zócalo capitalino. Los siguientes contingentes, tanto separatistas (exclusivamente mujeres), como mixtos avanzan lentamente detrás.

En las pancartas se leen frases desgarradoras como “Marcho porque mañana no sé si estaré”, “Estoy aquí porque en 2011 la PGR dio carpetazo a mi denuncia de violación” , “Hoy respondo yo por los golpes que recibió mi abuela”. La sensación de desprenderse de la individualidad y formar parte de algo mayor, hace que se forme un nudo en la garganta y se erice la piel al entonar con las voces de miles saliendo del propio pecho “Mujer escucha, ésta es tu lucha”.

El avance es lento, ya son las 3:30 pm y los contingentes rezagados apenas van llegando a la Torre Caballito, aunque el avance es seguro, pues los grupos que encabezan la marcha están ya próximos a llegar a la plancha del Zócalo. En el camino las marchantes se percatan de drones y helicópteros sobrevolando el cielo para obtener vistas aéreas. “Seguro nos vemos como flores de jacarandas regadas en las calles” se escucha decir a una, haciendo alusión a los frondosos árboles color lila que las flanquean a ambos lados de la ancha avenida Paseo de la Reforma.

Los cánticos y bailes no paran en ningún momento a excepción de aquellos breves segundos en que algunas alzan el puño pidiendo un minuto de silencio por las que nos faltan. El silencio es profundo, pero pasados los segundos, se ve interrumpido por gritos desgarradores, se nota que están hartas de callar, “Porque vivas se las llevaron, vivas las queremos” y “No se va a caer, lo vamos a tirar”, éste último refiriéndose a la lucha contra el sistema patriarcal.

Algunas consignas más escuchadas mientras se recorrían los kilómetros fueron “Aborto sí, aborto no, eso lo decido yo”, “Con falda o pantalón, respétame cabrón” o “No somos una, no somos diez, pinche gobierno, cuéntanos bien”, entre otras.

Y aunque la apabullante mayoría de manifestantes avanzaban de manera pacífica, sí fueron registrados algunos incidentes de destrozos y pintas en el camino, cuando uno de estos actos era notado por el resto, se escuchaba la exigencia de muchas, “No violencia, no violencia”, contrastado por otras más dentro del mismo grupo que pasionalmente gritaban “Quémenlo todo, quémenlo todo”, en congruencia con la pancarta que una de ellas sostenía en lo alto citando la popular estrofa del himno, “Y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo”. A pesar de estas diferencias ideológicas en ningún momento se presentó enfrentamiento o reclamo alguno dentro del contingente.

Por el contrario, llegadas las 4:45 y pasando el hemiciclo a Juárez, varias mujeres se unieron al percatarse de los comensales que cómodamente disfrutaban del espectáculo en algunos de los restaurantes de las terrazas frente a la Alameda Central, no sostenían carteles de apoyo como aquellos que aplaudían a la multitud desde los edificios frente al monumento a la Revolución, no, estas personas que disfrutaban desde los lujosos restaurantes, comían con tranquilidad mientras varios otros grababan con sus celulares desde arriba. Ante ello, las mujeres se colocaron directamente frente al edificio, mostrando sus pancartas y gritando uno de los cánticos más poderosos de la tarde, que se ajustaba perfectamente a la ocasión; “Señor, señora, no sea indiferente. Se mata a las mujeres en la cara de la gente”.

A los pocos minutos las mujeres continuaron su camino entre risas y bailes acompañando con aplausos al contingente azteca encabezado por una mujer tocando contagiosos ritmos en sus grandes tambores, mientras el resto bailaba las danzas de nuestros antepasados, portando orgullosas sus atuendos llenos de plumas. Esto, sin saber que en breve el avance sería detenido.

A las 5:10 pm, ya frente al palacio de Bellas Artes se comenzó a notar la presencia de cuerpos policiacos a lado de las altas vallas que cubrían las estatuas. Policías, por cierto, muy parecidos en equipamiento y uniformes a los ‘granaderos’, supuestamente ya extintos por el gobierno de Claudia Sheinbaum. Poco tiempo pasó para escuchar revueltos y gritos de las manifestantes quienes comenzaron a ser replegadas hacia las banquetas por los oficiales con el uso de gases, perdiendo así terreno de la calle ante dichos policías, mientras otros más eran rápidamente descargados por camionetas se la SSP para unirse al enfrentamiento.

Ante los hechos, la mayoría del contingente se dispersó, temerosas de su integridad, mientras otras encapuchadas se enfrentaban a patadas, y a pesar de los gases, con los granaderos. Muy contrario esto a lo que se esperaba de la marcha, pues han sido repetitivas las promesas del presidente López Obrador, de un gobierno que no reprime manifestaciones.

Las marchantes que buscaban alternativas para llegar al Zócalo por otras calles y así lograr unirse a sus compañeras que ya estaban ahí hace varios minutos, se vieron detenidas alrededor de las 5:30 pm por la noticia de que se habían ya bloqueado todos los accesos con vayas para impedir que se congregara una multitud mayor, pues la plancha estaba ya repleta.

A pesar de la desilusión causada por no haber logrado completar el recorrido y la gran decepción por el actuar de las autoridades capitalinas, las mujeres se notaban orgullosas de sus compañeras y representantes que frente al Palacio Nacional exigían acciones concretas para frenar la emergencia de Violencia de Género vivida en nuestro país.

Esta histórica jornada tuvo una concurrencia mucho mayor a la esperada y rebasó ampliamente la convocatoria de años pasados. La Plaza de la Constitución, la segunda plaza pública más grande del mundo, resultó insuficiente para contener la marea de mujeres exigiendo un cambio. De ese tamaño es el hartazgo.

Esa lucha no termina en el #8M, sino que fue simplemente el preámbulo de otro hecho histórico, el Paro Nacional de Mujeres convocado para este lunes 9 de marzo #UnDíaSinNosotras, mencionado por algunos como el inicio de la Revolución Femenina en México.

Un acto casi poético, ayer era imposible no vernos, hoy será inevitable no sufrir nuestra ausencia.

 

 

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