Nochixtlán, Justicia sin prisa
Un Poco de Letras
Hipólito Alvarado
La justicia en el México de hoy no se quiere arriesgar a una fotomulta por exceder los límites de velocidad, por ello se mueve a paso de tortuga.
El subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Roberto Campa Cifrián, finalmente se abrió un espacio dentro de su saturada agenda, para acudir al municipio oaxaqueño de Nochixtlán, quince días después de que murieran 9 personas en los enfrentamientos de la Policía Federal contra maestros inconformes con la reforma educativa y pobladores de esa comunidad.
Quince días después, la generosidad del Estado levantó la ley del hielo, aplicada a las víctimas de Nochixtlán, cuyo delito en unos casos fue el ejercer su derecho a manifestarse y en otros, el haber estado justo en ese lugar en el momento del ataque.
Lo que sigue -en el mejor de los escenarios- por parte de la autoridad es la formación de N cantidad de comisiones encargadas de esclarecer los hechos, arrastrar las investigaciones hasta brincar la cerca de este sexenio y dejar una herencia más para la siguiente administración. Como es claro, ocurre también con el expediente abierto de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa y otros casos más.
La justicia en el México de hoy no se quiere arriesgar a una fotomulta por exceder los límites de velocidad, por ello se mueve a paso de tortuga. El rasero, sin embargo, tampoco es autoría de Don Roberto Campa, lo establecieron las más altas autoridades de este país cuando recibieron varios meses después de aquel 26 de septiembre de 2014 a los padres de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos y, otros meses después, cuando visitaron la ciudad de Iguala en Guerrero.
Como dato curioso, ambos sucesos ocurrieron en entidades estatales gobernadas por un partido político distinto al partido que encabeza el Gobierno Federal; en su momento, el Estado de Guerrero “gobernado” por Ángel Heladio Aguirre Rivero, del PRD; y Oaxaca, actualmente “gobernado” por Gabino Cué Monteagudo, quien llegó al cargo gracias a la coalición de los partidos PRD, PAN, Convergencia y PT.
Estos datos nos hacen recordar que Luis Donaldo Colosio, candidato del PRI para suceder a Carlos Salinas de Gortari, fue asesinado la tarde noche del 23 de marzo de 1994, durante un acto de campaña política en el barrio de Lomas Taurinas, en Tijuana, Baja California, gobernada en ese tiempo nada menos que por el primer gobernador de oposición, Ernesto Ruffo Appel, del PAN. Baja California en esos años constituía un emblema democrático a nivel nacional y hasta internacional, pues había sido la primera entidad ganada al PRI en una elección.
De Pesca:
Por cierto, el último fiscal del caso Colosio fue Luis Raúl González Pérez, quien concluyó en su informe que no hubo autor intelectual en el asesinato: Mario Aburto actuó solo. Se deduce que él acudió por su propio pie hasta apersonarse a milímetros de Luis Donaldo, en medio del tumulto y de los guardias de seguridad, para accionar el gatillo. La fiscalía no encontró evidencias de la participación de nadie más. Con esta declaratoria el caso se considera desde entonces cerrado. Hoy Luis Raúl González Pérez es el Presidente de la cuestionada Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH.
La muerte del gorila Bantú, en el zoológico de la Ciudad de México, ya provocó que rodara la primera cabeza, se trata de la del Director. El gobierno de la Ciudad de México está más preocupado por cuidar a los gorilas que andan en las calles con uniforme, cascos, armas y escudos, tundiendo a golpes a manifestantes y reporteros.
Todo parece indicar que Enrique Ochoa Reza, ex Director de la CFE, será el nuevo dirigente del PRI, para algunos es un apagón en sus futuros políticos y para otros, llegó la luz.